Dr. Fernando Pérez Galaz
La mayoría de nosotros, en algún punto de nuestras vidas, hemos luchado para no aumentar de peso. A lo largo de la vida vamos acumulando los kilos de las fiestas pasadas, los cumpleaños, las navidades, y conforme vamos ganando años vamos perdiendo la habilidad de bajar de peso fácilmente. A los 20 años no es lo mismo subir 4 kilos de vacaciones que a los 40 años y menos a a los 60, el recordar las vacaciones nos hace recordar que los 5 kilos extras son los 5 kilos del verano de hace 2 años.
Existen muchas razones por las cuales es más fácil ganar peso mientras envejecemos y cada vez es más difícil bajar de peso.
Una respuesta es el apetito.
A los niños se les recompensa y promueve que tengan un buena apetito para que coman bien y tengan la energía necesaria para jugar, divertirse, crecer y hacer deporte. El problema viene cuando ese niño se vuelve adulto y la vida sedentaria inicia. Ahora tener un gran apetito es un problema y no una virtud. Si existe el hábito de comer en abundancia en la infancia y adolescencia, será un hábito difícil de modificar en la adultez.
Claro que todos los hábitos son susceptibles al cambio. El problema no es ese, el problema es como el hábito de tener buen apetito trabaja en la mente.
La ansiedad de comer es realmente la ansiedad de sentirse mejor. La comida mueve nuestras emociones. Si algunos alimentos te hacen sentir mejor cuando estas cansado o ansioso, entonces más comida será necesaria para hacerte sentir mejor cuando estés deprimido, triste, enojado o desilusionado. La comida se vuelve un medio para encontrar placer.
Aquí es cuando el apetito se vuelve un método inconsciente del manejo de las emociones. Y se vuelve tan natural que se confunde con hambre pero en realidad es la necesidad de sentirse lleno y este se evidencia al no poder parar de comer al sentirse satisfecho.
Un gran apetito nada tiene que ver con hambre. Un gran apetito es un truco de tu mente para buscar y encontrar caminos fáciles y rápidos para sentirte mejor, la comida es una medio para manejar emociones.
Por estas razones, es necesaria la ayuda profesional. Ejercicio y dieta son palabras fáciles de decir pero realmente muy difíciles de ejecutar y deben ser complementadas con asesoría profesional para adquirir y manejar nuevos hábitos.
En nuestra clínica una eslabón fundamental en la cadena de tratamiento es la terapia emocional en donde se analiza la relación del paciente con la comida y el manejo de las emociones y el placer.